El conocimiento del mundo se compone de todos aquellos principios que explican la conducta de un sujeto. Todas aquellas conductas que se realizan en la sociedad, ya sea de una manera consciente o inconsciente. Aquellas acciones que se encuentran insertas en la vida cotidiana de la sociedad, costumbres, creencias, principios.
La concepción teórica del mundo se encuentra estrechamente relacionada con la parte práctica. El concepto que se tenga sobre el mundo sirve de base para el desarrollo de los códigos de valor. A pesar de la observación directa de todo los sistemas de valor sobre los que se asientas las diferentes culturas no sirve para lograr averiguar cual es la concepción del mundo activo en esa sociedad.
Históricamente la concepción del mundo suele partir de una doble vía bien en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico. El sistema filosófico surge como alternativa a lo religiso-moral y ve como la ciencia positiva le va acaparando campos, por ello, evoluciona a la búsqueda de verdades superiores a las de toda ciencia. Tanto en los credos religiosos como en el sistema filosófico se busca la concepción del mundo como un saber. La filosofía sistematica termina fracasando debido a ;
- La constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna. Se trata de un concepto intersubjetivo que permite preveer previsiones exactas.
- Este nuevo concepto intersubjetivo permite que las personas con la preparación adecuada entiendan su formulación. Por el contrario el sistema filosófico no permiten un conocimiento y un entendimiento tan amplio, se trata de conceptos más difuso, vagos en definitiva menos operativos.
La formulación realizada por Engels supone la concepción de lo filosófico no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel de pensamiento científico, el de la inspiración del propio investigar y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados.
No hay conocimiento por encima del positivo. Puesto que su punto de partida y de llegada es la ciencia real, esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma. A esta motivación se la denomina "inmanentismo" en dónde la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo.. Este principio está en la base del hacer científico, que perdería todo sentido si tuviera que admitir la acción de causas no naturales y se basa en en la concepción marxista del mundo.
El materialismo es lo primero en el marxismo incluso históricamente. Es uno de los dos principios fundamentales de lo que Engels llama “concepción comunista del mundo”. El segundo principio es el de la dialéctica, que se inspira no tanto en el hacer científico-positivo como en las limitaciones del mismo.
La concepción del mundo tiene por fuerza dar de una determinada comprensión de las totalidades concretas. La práctica humana debe tratar y entender las concreciones reales, aquello que la ciencia positiva no puede recoger.
La tarea de una dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo, como resultado nuevo de la estructuración de estos en la formación individual o concreta, en los todos naturales. “Análisis” no tiene aquí el mismo sentido que en la ciencia positiva; el análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más componentes de la misma que los resultantes de la abstracción y el análisis reductivo científicos.
El nivel del discurso del análisis dialéctico es el de la comprensión de las concreciones, no el del análisis reductivo de la ciencia positiva. Concreciones o totalidades son ante todo los individuos vivientes y las particulares formaciones históricas. El universo como totalidad sólo puede pensarse dialécticamente, sobre la base de los resultados de dichos análisis.
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